martes, 16 de diciembre de 2008

El gobierno no entiende la magnitud de la crisis


Si queremos tener un país menos crispado, si estamos convencidos que es imprescindible mentalizarse para enfrentar la crisis que inevitablemente va a llegar también a la Argentina, es necesario que la dirigencia cumpla su rol de orientadora para que por lo menos vuelva la tranquilidad a la sociedad.

Con esa idea en mi cabeza me pregunto: ¿Este gobierno es capaz de entender que por encima de las pasiones políticas están las urgencias de la gente? ¿Podrán superar esa tendencia maligna de ser soberbios, descalificadores de bajo nivel, pendencieros, encerrados en sus condicionamientos ideológicos, ciegos ante la realidad de una economía que hoy podría estar en inmejorables condiciones para enfrentar la crisis mundial que se ha desatado?

Estas y otras preguntas por el estilo se hace hoy mucha gente que no votó al kirchnerismo en el 2003 ni en el 2007, pero lo peligroso es que también se formulan los mismos interrogantes muchos de los que los votaron en las dos o por lo menos en la última elección.

Por eso nadie entiende que es en realidad lo que se propone el matrimonio presidencial, porque la catarata de necedades que difunde el marido de la presidenta y la ingenuidad de la maratónica serie de anuncios diarios de Cristina Kirchner, hacen dudar a mucha gente sobre su verdadero control de la administración del Estado. Y por supuesto de su modelo de gestión, hasta ahora usufructuado por algunos sectores amigos del poder.

Los meses que vienen están llenos de incógnitas, porque muchas de las cosas que pueden pasar tampoco dependen de la Argentina, pero hay que reconocer que otros países están mostrando que sus gobiernos actúan para tratar de limitar los daños de la crisis que los va a afectar con diferentes intensidades.

Yo creo que la mayoría de los funcionarios del gobierno no entienden lo que está pasando en el país. Siguen asintiendo y sonríen sumisamente cuando hablan la presidenta o su marido, aplauden a rabiar cuando los congregan en Olivos o en cualquier lugar donde inauguran alguna obra que le deben al intendente del lugar, por los servicios prestados hasta ahora.

Se han concentrado en hacer anuncios rimbombantes, muchos de los cuales no van a poder cumplir -como ha ocurrido hasta ahora en muchos casos- y en hacerle creer a la gente que ellos han descubierto un camino que nos llevará indefectiblemente a la prosperidad y al bienestar para todos. ¿Serán ingenuos, creerán en serio que ellos pueden controlar las secuelas que inevitablemente va a dejar la crisis internacional, o serán unos irresponsables que están jugando con la sociedad, pensando solamente en las elecciones parlamentarias del año que viene?

Hay una gran desmesura en todo esto que el gobierno hace y deshace a su gusto y paladar, porque en ninguna parte del mundo dudan que la recesión global es inevitable. Solamente el matrimonio gobernante cree que podemos seguir gastando sin entrar en default, o que es bueno que el campo esté a merced de la política o que la economía del 2009 no es un campo minado.

Me parece que todo esto que hoy nos ocurre nos está llevando por un camino muy peligroso, porque todo lo que está haciendo el gobierno para adentro del país y para el exterior, va a terminar en un desprestigio de tal magnitud que no va a ser fácil afrontar los desafíos que inevitablemente vienen y nos pueden llevar a una decadencia sin precedentes.

martes, 2 de diciembre de 2008

Otro caso de corrupción e impunidad que involucra a dirigentes sindicales y funcionarios


Un día la indignación de la gente va a transformar la realidad social, porque la impunidad y la corrupción se han convertido en el dato mas relevante de nuestro escenario político.

Ya no vasta con las denuncias de dirigentes y particulares, que el gobierno ignora con el pretexto de que son ataques subjetivos e interesados, impregnados de intenciones perversas y desestabilizadoras. Ahora la realidad de todos los días nos exhibe una enorme cantidad de hechos que involucran a funcionarios de los mas altos niveles oficiales, a dirigentes sindicales, a políticos vinculados al partido gobernante y a muchos amigos del poder.

Es obvio que ninguno de ellos tiene argumentos para responder a las denuncias, pero tampoco la justicia asume su rol de control frente a estos hechos que se reflejan en muchos medios de comunicación. El ex presidente Kirchner se ha burlado públicamente de muchos de estos casos, ha tergiversado la realidad en asuntos como el retorno de los fondos de Santa Cruz que él envió al exterior, ha descalificado a los denunciantes y ha promovido cambios en la justicia, permitiendo que muchas de estas causas abiertas fueran a parar a las manos de nuevos magistrados adictos al gobierno.

El cierre de la megacausa que involucra a importantes dirigentes sindicales es la prueba mas concreta de que la impunidad no tiene límites. El fallo de la Sala III de la Cámara de Casación Penal ha dispuesto el sobreseimiento de nueve dirigentes pertenecientes a la obra social del sindicato de los telefónicos, pero abre la posibilidad de que mas de trescientos cincuenta gremialistas involucrados en las denuncias queden también fuera de la causa.

Y lo que es peor es que el sobreseimiento no es porque han demostrado su inocencia, sino porque se ha hecho lugar a los planteos de nulidad hechos por los abogados de los sindicalistas y se ha resuelto cerrar la causa por haber prescripto. Todo un atropello porque lo que se denunció en su momento fue la utilización fraudulenta de fondos provenientes de un crédito de 300 millones de dólares destinados a las obras sociales sindicales.

Hubo demoras en la tramitación de la causa que se inició en el año 2000, pero también hubo cambio de calificación de los delitos -fue considerado como defraudación y no como peculado- todo un eufemismo para acortar los plazos de la prescripción. Lo grave es que todo esto involucra a dirigentes del máximo nivel sindical y también al propio ministro de trabajo del actual gobierno.