jueves, 27 de noviembre de 2008

Estanflación: Inflación con recesión

Estanflación: inflación con recesión
Por Domingo Felipe Cavallo
Editorial Sudamericana

Domingo Cavallo ha tenido sus aciertos y sus errores en la gestión de gobierno, pero tiene la virtud de ser honesto en sus apreciaciones sobre la realidad económica y política del país.

En este libro, escrito en un momento realmente crítico para el país y para el mundo, Cavallo plantea su preocupación por los riesgos que corre la administración kirchnerista, particularmente en lo que se refiere a la inflación reprimida que nos amenaza.

Expresa con claridad que estamos frente a una posibilidad cierta de llegar a un punto en el que la hiperinflación será inevitable y recuerda las experiencia del país cuando se recurrió a los controles de cambio, que terminaron generando los mercados paralelos de comercialización el dólar.

No se habían confiscado todavía los fondos de las AFJP cuando Cavallo terminó este libro, pero sus anticipos sobre lo que vendrá son un aporte realista frente a la crisis en un momento en el que nadie atina a anticipar su verdadero alcance.

Cavallo ha pronosticado muchas veces situaciones difíciles para la economía del país y ha advertido sobre algunos aspectos que tienen mucho que ver con la improvisación que caracteriza al gobierno kirchnerista.

Hay una propuesta concreta en el libro que refleja nuestra realidad económica y social de hoy. Es importante decir que Cavallo sabe mucho de las economías de los países emergentes , pero es sin duda un conocedor de lo que los países desarrollados han hecho y están haciendo para revertir esta crisis.

Es un aporte importante, porque tiene reflexiones inteligentes que hace un protagonista y observador que ha tenido roles relevantes en los últimos veinticinco años de nuestra vida institucional.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

QUÉ RARO QUE ES EL TEMA IMPUESTOS EN ARGENTINA! (*)


POR JUAN CARLOS LYNCH (H)

Es interesante como, mientras que en plena crisis los gobiernos de prácticamente todo el mundo piensan en la gente, en nuestro país el gobierno piensa... en el gobierno.

Y esto está lejos de ser un ataque al actual gobierno, ya que tengo la impresión de que, salvo contadas excepciones, en nuestro país esto ha sido siempre así independientemente de quién nos gobernara.

En efecto leo en los diarios que Gran Bretaña rebaja los impuestos al consumo. Leo que los Estados Unidos reducen impuestos. Que Alemania reduce también sus impuestos. Que todo el mundo lo hace!. Y que además lo hacen para que la gente tenga mas plata en el bolsillo y pueda consumir, atenuando el efecto negativo de la crisis sobre la economía.

El Gobierno y el Congreso en Argentina están en otra onda...

Por algún extraño motivo la preocupación no es que la gente tenga más plata en el bolsillo, sino que el gobierno tenga más "caja". Porque aparentemente el gobierno hará buen uso de esa caja, asignando "a piacere" algo de plata para que la gente la pase mejor o no la pase tan mal.

Saquemos la plata de las AFJP del medio, ya que eso se jura y se perjura que se usará "bien".

¿Alguien podrá explicarme por qué en Argentina se evalúa subir todos los impuestos??.

No entiendo por qué se renueva eso que se llama "Impuesto al Cheque" (en realidad es un impuesto sobre cualquier transacción financiera...). Era para una emergencia y son entre $ 20.000 y $ 25.000 millones, según se dice. ¿No puede dejar de prorrogarse este impuesto y que la gente tenga esa plata para consumir...?. Son como $ 500 por habitante!.

¿Por qué buscan subir el impuesto al gasoil?. ¿Eso no hace que el gasoil sea más caro y que con la misma plata la gente pueda comprar menos litros...?. Nadie quiere eso!.

¿Por qué se busca subir el Impuesto a los Bienes Personales?. ¿A quien ayuda que el que tiene cosas pague más impuestos que los que venía pagando hasta ahora?. ¿No es mejor que usen esa plata para "mover" un poco la economía?. Eso es lo que necesitamos!.

¿Por qué hay provincias subiendo el Impuesto a los Ingresos Brutos con el aval de la Nación?. ¿Hasta cuando vamos a pagar por lo que se vende, sin importar si la venta deja o no una ganancia?. Basta de cobrar por cobrar!.

Hasta la tablita de Machinea, que creo que ahora no está en debate, hace que cuanto uno más gana, más impuesto tiene que pagar... Pero no porque la misma "tasa" se aplica a más plata, sino porque suben las tasas!!. Llegamos a la ridícula situación de que un aumento de sueldo puede terminar haciendo que uno gane menos que antes del aumento!.

Muchas veces escuché que Argentina tenía que simplificar su sistema de impuestos. No soy un especialista, ni mucho menos, pero estas dos o tres cosas que ahora surgen porque están en debate me dan la pauta de que efectivamente, algo hay que hacer.

Y además creo que los impuestos no tienen que subir, sino que tienen que bajar.

Si la Nación o las provincias no saben administrarse, que bajen sus gastos. Y que no nos corran con el "gasto social" o con el "empleo público", porque si tienen que hacer eso es -me parece- porque le sacan plata a la gente que podría crear empleo y luego la malgastan.

¿Por qué si todos en el mundo bajan sus impuestos para combatir la crisis nosotros hacemos al revés?. ¿Alguien se lo preguntó en el gobierno?.

Ojalá terminemos con el asunto de la "caja" y el bolsillo de la gente pase a ser la preocupación de quienes nos gobiernan. Como pasa en todas partes!.

(*) Publicado en Qué te Parece...?

martes, 18 de noviembre de 2008

Los Kirchner no entienden que el mundo puede vivir sin la Argentina


POR JUAN CARLOS LYNCH

Esta vez la presidenta Cristina Kirchner pudo comprobar que el mundo puede vivir sin la Argentina. Es probable que sus adulones oficiales le digan que estuvo genial y que puso en su lugar a todos esos personajes que en Washington la vieron llegar tarde para la foto y cambiarse de ropa con una frecuencia inusitada.

Lo dramático es que nadie le haga entender que el margen para la Argentina kirchnerista es cada vez menor, sobretodo ahora que la crisis internacional ha disparado la alarma entre los grandes y nadie tiene tiempo para reparar en las penurias - y mucho menos en las bravuconadas - de los países mas chicos.

Nuestro país se encuentra en emergencia tanto como el resto del mundo, pero increiblemente el gobierno no logra comprender que no se trata de una conspiración contra la Argentina, sino que este es un problema grave cuya solución requerirá inteligencia y no reclamos extemporáneos cargados de ideología antigua, que en nada ayudarán a que se pueda fortalecer el sistema para evitar una catástrofe.

En rigor en este escenario muchos esperamos que el gobierno madure, que el matrimonio gobernante termine de improvisar y entienda que estamos en crisis. Nada de ello ha ocurrido hasta ahora, porque en todo caso lo que desde el poder se ha desparramado es una visión de que el capitalismo está muerto y que hay que crear un nuevo orden económico en el mundo. Parece como si en realidad se festejara, casi con espíritu de venganza, con una inconcebible ceguera, sin entender que esta crisis puede arrastrarnos a todos.

Por ahora seguimos presos de la soberbia, de la intolerancia, del resentimiento, de la prepotencia, de la falta de respeto a las instituciones y del sometimiento de los funcionarios, del ocultamiento sobre las denuncias de corrupción, de la coacción frente a las empresas y los medios de comunicación, y mucho más.

Es alarmante y a la vez dramaticamente gracioso, porque en realidad hasta ahora, después de casi seis años de ejercicio del poder, Cristina Kirchner desde su sitial y su marido desde las sombras, se han dedicado a romper todos los seguros que cualquier país serio tiene frente al resto de las naciones para atraer inversiones, para mostrar su respeto a las leyes, para garantizar la seguridad jurídica y el derecho de propiedad. Por eso uno se pregunta: ¿ Entenderán que su responsabilidad es gobernar para todos? ¿Habrán perdonado a los argentinos porque Néstor Kirchner asumió el poder con el 23% de los votos?

Por ahora el resultado es catastrófico, aunque ellos persistan en sus planteos que responden a la ceguera para entender que tienen que superar su visión pueblerina y populista, porque el mundo sigue andando a pesar de los tropiezos y hay que estar a la altura de los requerimientos que inevitablemente van a llegar en muy poco tiempo.

En este periplo que Cristina Kirchner inició después de Washington ha quedado claro que no entienden el problema. Tienen la cabeza en otra cosa. Se dejan llevar por sus resentimientos o por sus egoísmos, postergando decisiones de gobierno que por ahora permiten que el resto del mundo nos ignore.

Mientras tanto el aumento de la pobreza y la indigencia, el escandaloso manejo de la educación, la inseguridad, la falta de respuesta a la imprescindible atención de la salud, la prepotencia de los funcionarios frente a las empresas que son creadoras de fuentes de trabajo, son los distintivos que el mundo tiene para juzgarnos. Y los Kirchner no lo entienden.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Los Kirchner, La política de la desmesura (2003-2008)

Autor: Joaquín Morales Solá
Editorial: Sudamericana

Joaquín Morales Solá es uno de los analistas políticos mas agudos a la hora de interpretar la realidad del país y juzgar la gestión de los gobernantes. Ha sido en estos mas de cinco años de gobierno del matrimonio Kirchner un crítico equilibrado, profundo, confiable, que ha ayudado a comprender los hechos mas sobresalientes de la actualidad nacional.

Este libro incluye las principales columnas escritas por Morales Solá en el diario La Nación, selección que estuvo a cargo de Bartolomé de Vedia. Mas de cincuenta notas del autor permiten recorrer toda la etapa posterior a la crisis del 2001, incluyendo la gestación de la candidatura a presidente de Néstor Kirchner, los actos principales de su gobierno, sus aciertos y sus errores, las turbulencias políticas, el estilo de gobierno, los roles de ambos Kirchner en la política, su visión del mundo, la reciente crisis que los enfrentó con el sector agropecuario, momento en el que comienza a percibirse que este ciclo de la política nacional tiende a complicarse.

A lo largo de la lectura de este libro se puede percibir claramente como el ejercicio del poder hegemónico de los Kirchner generó enormes fisuras en la sociedad, particularmente por su visión e interpretación del pasado reciente, su falta de respeto a las instituciones de la Constitución, la heterodoxa forma de encarar soluciones a los problemas económicos y sociales, su curiosa versión sobre los roles de la prensa y de la oposición, el manejo de las relaciones internacionales y su particular comportamiento frente a hechos de corrupción que en muchos casos llegan a salpicar en lo mas alto del poder.


Los Kirchner es un excelente libro que deja al desnudo el sistema creado por la pareja gobernante para perpetuarse en el gobierno, desarrollado durante todos estos años.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Moyano entre la espada y la pared


POR JUAN CARLOS LYNCH

De repente, casi inesperadamente la cúpula sindical regenteada por Hugo Moyano quedó entre la espada y la pared, a raíz del fallo de la Corte Suprema de Justicia, que puso fin a los privilegios que la CGT disfrutaba con la connivencia del gobierno.

Se les paró el corazón a los altos mandos sindicales nucleados en la central obrera que hasta ahora se arrogaba la representación de todos los trabajadores, a la hora de plantear mejoras salariales y –por supuesto- también de manejar los cuantiosos fondos de las obras sociales sindicales.

Este paso de la Corte Suprema mete también una cuña en el peronismo oficialista, que hasta ahora contaba con esa estructura vertical, a la hora de las movilizaciones que con desmedida frecuencia el matrimonio gobernante les reclamaba a lo largo y a lo ancho del país.

La interpretación del mas alto tribunal de la Nación cuestiona los privilegios que hasta ahora han usufructuado los sindicatos que se dicen mayoritarios en cuanto a su número de afiliados y abre la posibilidad de que otras centrales de trabajadores – la CTA entre otras- pueden tener acceso a las negociaciones a la hora de discutir convenios con las empresas o reclamar fondos para servicios sociales que hoy monopoliza y maneja arbitrariamente la CGT de Hugo Moyano.

La sentencia –aunque se refiera a un caso concreto planteado- es un golpe duro para la cúpula sindical kirchnerista y un aviso para quienes desde hace muchos años han desconocido la libertad sindical establecida en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.

El punto tiene su consecuencia política porque le introduce al peronismo oficialista una cuña difícil de esquivar, pero es a la vez una muestra de la independencia que la Corte ha estado demostrando en los últimos tiempos, contrariando los deseos del gobierno que no tolera que lo contradigan, cuando trata de imponer sus decisiones a través de ordenes como si los funcionarios fueran figuritas pintadas.

Por ahora los sindicalistas que se han perpetuado en el poder tienen prendida una luz de alerta, pero lo que si es seguro es que a raíz de esta decisión de la Corte, la actividad sindical deberá democratizarse y los aparatos sindicales que hoy gobiernan a los gremios, tendrán que compartir el poder con otras organizaciones mas cercanas a las bases y menos comprometidas con la política que dictan desde el gobierno. Es muy posible que ahora sea mas fácil que los trabajadores puedan elegir mas libremente a sus representantes. Y esto es un avance muy positivo.

martes, 11 de noviembre de 2008

El triunfo de Obama

POR EMILIO J. CÁRDENAS

Barack Obama, presidente electo de los EE.UU., inaugura una nueva era en la política de su país. Deberá enfrentar, además, desafíos que pondrán a prueba su capacidad de liderazgo y de gestión.

Después de una larguísima campaña electoral que empezó, en rigor, hace ya 22 meses con el primer debate que enfrentó a Barack Obama con Hillary Clinton en la primaria del Partido Demócrata, el senador demócrata es no sólo el primer hombre de color que ocupará la Casa Blanca, sino un presidente electo que no tendrá siquiera minutos para poder dormir sobre sus laureles.

Así como Abraham Lincoln comenzó su gestión presidencial cuando los norteamericanos iban, barranca abajo, en dirección a la Guerra Civil; o como cuando Franklin Delano Roosevelt se instalara en Washington en plena Gran Depresión, Obama deberá enfrentar, aunque sin pérdida alguna de tiempo, una crisis global, iniciada en su propio país. Es cierto que el maravilloso proceso electoral norteamericano es una verdadera máquina de medir capacidades de liderazgo.
En esto Obama -todo a lo largo de la contienda- aventajó a su rival republicano, John McCain. Claramente. Obama tuvo también carisma, esto es la capacidad personal de inspirar en otros fascinación y lealtad. Ese carisma probablemente no solo se originó en el individuo, sino también en la situación. Porque tuvo que ver con dejar atrás las barreras raciales y escuchar a un hombre con un discurso unificador, por oposición a disgregador.

En efecto, Obama convocó a todos los norteamericanos, sin banderías, a trabajar juntos para rehacer no solo su propio país, sino para recomponer también su relación con el resto del mundo severamente dañada por el unilateralismo arrogante de la política exterior de George W. Bush. Qué distinto de aquellos que para conservar o solidificar su poder no vacilan en lastimar el plexo social. En enfrentar. En dividir. En enemistar a unos contra otros sembrando odios y resentimientos desde el poder o aferrándose a un pasado que son incapaces de superar, por falta de grandeza.

Los mensajes de Obama son claros y sus actitudes magnéticas. No obstante, una cosa es el carisma y otra -distinta- el liderazgo. Que Obama posee carisma está bien claro; que tiene capacidad de liderazgo aún debe probarlo. Que ambas cosas son distintas hay pocas dudas. Por ejemplo, Winston Churchill tuvo carisma en 1939, pero solo después de ello demostró su capacidad de liderazgo, calmando las ansiedades británicas después de la caída de Francia en manos de los nazis. Pese a todo, en 1945 Churchill fue dejado de lado por el electorado británico.

A pesar de su carisma y más allá de un liderazgo entonces debilitado. En el caso de Obama, la palabra carisma tiene sin duda que ver con el candidato, pero también con el humor de un país lleno de ansiedad y frustración, y con su deseo comprensible de cambio. Frente a la crisis económica, Obama, a los 47 años, ya endosó las políticas anticíclicas de su predecesor, en una actitud que lo engrandece. Parece tener la serenidad -y la confianza- que se requieren para actuar bajo presiones enormes, que deberá enfrentar sin duda.

A partir del próximo 20 de enero, cuando asuma, veremos si Obama es capaz de mostrar rápidamente su capacidad de acción. Aparentemente su equipo de transición estará conformado por John Podestá, que trabajara con Bill Clinton, Valerie Jarrett y Pete Rose. Excelente. A estar a lo difundido por los medios, daría a conocer los principales nombres de su Gabinete a fines de esta semana.

A diferencia de Roosevelt, que se mantuvo prescindente entre su elección, en 1932, y su asunción de la presidencia, Obama difícilmente podrá darse el mismo lujo. No se puede ciertamente esperar dos meses para definir el rumbo. Hay que actuar de inmediato. Los trascendidos sugieren que impulsará la obra pública, aumentará la ayuda al desempleo, y asegurará el acceso a la alimentación de aquellos que menos tienen. Más allá de su propia capacidad de acción, Obama deberá respetar a George W. Bush hasta el 20 de enero. Y este último no es un hombre carente de opiniones.

Lo ya sucedido entre ambos alimenta -sin embargo- el optimismo en el sentido de que podrán trabajar en conjunto más allá de las químicas personales. La era de George W. Bush, que comenzara hace más de una década, en 1995, está terminando. Al caer el telón, los dos más grandes pasivos que componen su legado tienen que ver con la conducción de la actividad económica y el manejo de las relaciones exteriores.

El fracaso en el primer capítulo está a la vista. Los problemas en el segundo se conocen ya desde hace años y son consecuencia directa de su desafortunada decisión de invadir unilateralmente a Irak, de espaldas a la comunidad internacional. Para Obama, que ya ha hecho historia, se abre ahora el período en que, enfrentando las dificultades, deberá probar su real valía.

Sus principales obstáculos son cómo resolver las dos guerras que libra su país en Afganistán e Irak; cómo proteger a su pueblo del desafío real del terrorismo islámico; y cómo poner en orden una economía en estado caótico y depresivo. Obama tiene obviamente a su favor la enorme y genuina simpatía interna y externa que su elección ha generado.

A ello puede agregar el hecho de contar con un Poder Legislativo que está absolutamente controlado por el propio Partido Demócrata, lo que ayudará a actuar con eficacia, pero no es lo ideal para quienes pensamos que una de las más grandes virtudes de la democracia es la de garantizar -institucionalmente- la existencia de límites y equilibrios, particularmente a través del rol moderador que cabe a la oposición. Los Estados Unidos necesitan redefinir los rumbos y -créase o no- renovar su autoestima. En estas complejas tareas Obama deberá concentrar sus esfuerzos desde el vamos. © http://www.economiaparatodos.com.ar/

Confiscación de Ahorros: Otro arrebato autoritario de los Kirchner

POR ROBERTO CACHANOSKY

Ayer fue el turno del campo, ahora les tocó a los ahorros de los argentinos depositados en las AFJP... ¿qué sigue?.

Los Kirchner están a punto de darse el gusto de terminar de destruir el escaso mercado de capitales que aún quedaba en Argentina, pero los más grave es el impacto que tiene sobre la propiedad privada. Un tema gravísimo porque le han transmitido pánico a la gente a través de sus acciones. Ayer fueron por el campo, ahora por los ahorros de la gente en las AFJP y mañana cualquier activo líquido puede ser presa de la voracidad del gobierno.

Afectar el derecho a la propiedad privada de la forma en que se lo está por afectar, tiene implicancias clarísimas para el conjunto de la población. Argentina pasa a estar condenada a tener muy bajos niveles de inversión, por lo tanto, la creación de puestos de trabajo y los salarios reales, que dependen de la productividad, también están condenados a las de un país en permanente decadencia.

En la nota de la semana pasada yo hablaba de tierra arrasada, y eso es lo que están dejando justamente los Kirchner con sus improvisaciones y medidas arbitrarias. Ahora bien, hasta ahora todos suponíamos que la recompensa para el matrimonio era quedarse con una caja del orden de los U$S 98.000 millones. El costo de destruir la economía tendría como contrapartida una inmensa caja que les otorgaría un margen de maniobra importante para financiar la campaña política del 2009. Sin embargo, analizando los números con más detalle comienzan a surgir dudas sobre si tal beneficio realmente existirá.

Puesto en otros términos, los Kirchner estarían destruyendo la economía pero sin tener el beneficio de caja que creen poder lograr con la expropiación de los ahorros de la gente. Para analizar cuánta caja le puede quedar a los Kirchner, hay que tener en cuenta que, con la ley que está en el Congreso, se apropian de dos cosas: a) los flujos de los aportantes a las AFJP y b) del stock de ahorro de la gente. Vayamos primero al punto a).

Al mes de septiembre, las personas que reciben fondos de las AFJP, entre jubilados, retiros por invalidez y pensiones por fallecimientos, eran unas 450.000 personas. El otro dato a tener en cuenta es que el flujo mensual de ingresos de las AFJP por aportes de los afiliados está en el orden de los $ 1.000 millones mensuales. Bien, ese flujo de $ 1.000 millones mensuales se los apropiaría el Estado, pero el stock de jubilados que actualmente reciben sus jubilaciones de las AFJP también pasa al Estado.

Esto quiere decir que así como el gobierno se va a apropiar de los $ 1.000 millones mensuales, tendrá que pagarles a los jubilados que estatiza. ¿Cuántos jubilados estatiza en forma inmediata? Unos 300.000, el resto queda en el sistema de rentas vitalicias que manejan las Compañías de Seguro de Retiro. A estos 300.000 jubilados estatizados tendrá que pagarles el Estado, unos $ 100 millones mensuales, con lo cual el flujo neto con que se queda el gobierno es de $ 900 millones mensuales, por ahora, dado que con el tiempo irán incorporándose cada vez más jubilados estatizados.

Si uno piensa en el monto anual neto del flujo que retendrá el Estado, no luce como una cifra tan importante frente a los gigantescos problemas fiscales que tenemos por delante. Son unos U$S 3.000 millones, al tipo de cambio actual, que difícilmente cambien el curso de las elecciones. Vayamos ahora a los stocks que expropian. Al 15 de octubre el stock de activos en las AFJP se había reducido a $ 86.000 millones, de los originales $ 98.000 millones que se había en agosto. Claro, la caída en los activos por el pánico que generó el gobierno redujo el valor de las carteras.

¿Cuánto de ese dinero puede usarse para la campaña? De los $ 48.000 millones en títulos públicos, $ 27.400 millones son bonos del Estado que, en el mejor de los casos, cotizarán al 30% de su valor nominal. De manera que los $ 48.000 millones nominales, le quedaría $ 28.000 millones, que si sale a venderlos al mercado reducirá su valor y tendrá menos todavía. Además, queda el interrogante de quién comprará esos títulos. ¿Qué flujo o stock de ahorro interno estará disponible para comprar bonos de un Estado que ha demostrado no respetar ninguna regla o contrato?

Si el gobierno retira los $ 7.000 millones a plazo fijo para usarlos en gasto público, desplazará definitivamente al sector privado del mercado crediticio. Y si los usa para pagar la deuda, vaciará a los bancos de fondos. Representaría algo así como el 10% de los depósitos a plazo fijo del sector privado. Si vende los $ 8.700 millones en acciones de empresas privadas, el Merval se hará polvo y las empresas no cotizarán nada.

Además, ¿quién comprará esas acciones? ¿De dónde saldrán los recursos que puede aportar el sector privado en un país en el que no se respetan los derechos de propiedad? El resto de los activos no son vendibles o son vendibles a precios muy bajos. Todo esto quiere decir que, a mi no me queda muy claro que de los $ 86.000 millones nominales que van a confiscar (vaya unos a saber cuánto valdrán esos activos cuando finalmente se traspasen dada la destrucción del mercado de capitales y la inseguridad jurídica), el grueso pueda, en la práctica, aportarle demasiados fondos a la campaña de Néstor, en tanto que el flujo neto que le queda por los aportes mensuales tampoco resuelve el problema de caja.

En consecuencia, el proyecto de estatización luce a un impulso de un desesperado que no analiza seriamente las consecuencias, ni los supuestos beneficios que espera obtener del latrocinio. De la misma forma que resolución 125 fue hecha sin un serio análisis técnico y sin medir las consecuencias económicas para los productores ni el impacto político y social que iba a tener, este proyecto puede resultar una victoria del oficialismo en el Congreso, pero sería una victoria que parece ser no le generará tanta caja como espera el matrimonio presidencial.

Por supuesto que la destrucción económica e institucional del país con estos sistemáticos arrebatos de autoritarismo es algo que poco cuenta en las ambiciones de poder del matrimonio y es un costo infinitamente mayor a los $ 86.000 millones que expropiará el gobierno. En síntesis, la relación costo beneficio para el país es catastrófica. Yo diría que es puro costo y cero beneficio. Para el matrimonio, la relación costo beneficio finalmente podría no ser tan importante en tanto que, probablemente, con esta iniciativa hayan terminado de licuar su imagen ante la sociedad.© http://www.economiaparatodos.com.ar/

Obama y el riesgo de la exageración

POR JUAN CARLOS LYNCH (H)

Con el abrumador triunfo de Obama, comenzaron a proliferar los análisis que hablan del final de una era en los Estados Unidos. La nota firmada por David Brooks, que el diario La Nación publica en su edición de hoy y que se titula justamente “Ante el fin de una era”, está en línea con esta tendencia reciente.

En su nota, Brooks hace referencia al “fin de una era económica, el fin de una era política y el fin del predominio de una generación”.

Creo que el entusiasmo que Barak Obama despertó entre los norteamericanos, hartos ya de George W. Bush, no debe magnificarse al punto tal de convertirlo en una suerte de nuevo comienzo en la historia de ese país.

¿Representa Obama el fin de una era económica?. A priori no sabemos si la política económica que impulsará como nuevo Presidente representará un cambio sustancial respecto de lo que se viene haciendo. Estamos suponiendo que si, pero aún en ese caso no sabemos la relevancia que tendría ese supuesto cambio.

Lo que no parece correcto es hablar de un “era económica” para referirse a los dos periodos presidenciales de Ronald Reagan, al mandato de George H. Bush, a los dos períodos de Bill Clinton y a los dos períodos que ahora están llegando a su fin de George W. Bush.

Reagan tomó las riendas de un país deprimido y desmotivado por efecto de la gestión de Jimmy Carter e impulsó la llamada “suply-side economy”, que entre otras cosas y siguiendo los lineamientos del economista Arthur Laffer, se apoyó fuertemente en una reducción de impuestos para promover el consumo y, a partir de allí, la reactivación.

George H. Bush, padre del actual Presidente, hizo lo contrario, incluso incumpliendo sus promesas electorales (recordemos el tristemente célebre “read my lips, no more taxes!”). Su gestión en el campo económico distó mucho de alcanzar los logros de su predecesor y terminó perdiendo su reelección frente al demócrata Bill Clinton que, en plena campaña electoral en 1992, lo humilló frente a las cámaras de TV con el también célebre “It’s the economy stupid!”.

La economía de Clinton tuvo, pese a su currículum demócrata, un fuerte sello republicano. Paradójicamente fue este presidente demócrata quien, como había hecho Reagan 10 años antes, logró que los norteamericanos recuperaran el sentido del humor producto de casi 8 años de prosperidad.

Y la etapa final de esta supuesta “era” que termina, ya bajo los dictados de George W. Bush, se caracterizó por una paulatina degradación de la economía norteamericana, en donde el crack financiero de hace apenas semanas es sólo uno de los emergentes. Quizás George W. haya sido más ortodoxo que su padre George H. en lo que a economía se refiere, pero claramente ambos fueron presidentes que no lograron entender la relevancia de los asuntos económicos en el humor de la gente.

¿Cuál es entonces el común denominador de estos 7 períodos presidenciales que permitirían hablar de una era?. En mi opinión no existe.
Tampoco ello ocurre en materia política. Reagan fue en este campo un cruzado del pensamiento conservador a nivel interno y un enemigo acérrimo del comunismo soviético en el ámbito externo. Clinton posiblemente haya sido el presidente más moderado y con la agenda más balanceada entre la política doméstica y la política exterior entre los que hoy se busca asociar. Los dos Bush, por su parte, se perdieron en grandes proyectos bélicos nunca bien terminados, sin prestar gran atención a los temas domésticos.

¿Se puede, finalmente, hablar del fin del predominio de una generación?. Difícilmente. Reagan provenía de la vieja derecha conservadora y fue la persona que asumió la presidencia con mayor edad en la historia de los Estados Unidos: 70 años cumplidos. George H. Bush, quien representaba al ala más progresista de los republicanos, fue Vicepresidente a lo 57 años y Presidente a los 64. Su hijo George W. no llegaba a los 55 años cuando asumió como el 42º Presidente de los Estados Unidos. Y Bill Clinton, el demócrata del grupo al que se busca agrupar en una “era” que se termina, promediaba los 45 años cuando derrotó a Bush padre, que buscaba su reelección. La misma edad que tendrá Barak Obama cuando asuma el cargo en enero próximo…

Obama representa claramente un cambio. Es el primer Presidente de color de los Estados Unidos. Representa claramente una esperanza de tiempos mejores frente a la abrumadora ineficacia que transmite el actual gobierno.

Sin embargo, las expectativas puestas en este hombre que será por cuatro años la persona más poderosa de la tierra, no deben llevarnos ni a definiciones grandilocuentes como es “El fin de una era”, ni a dejar de estar atentos, muy atentos, a sus definiciones concretas sobre lo que piensa hacer con el cargo que ganó en buena ley.